#RepúblicaDominicana - Nuestra tarea política fundamental: la base del cambio somos nosotros


Deivis Ventura en Cadena Humana frente a OISOE. Foto: Diego Girón

Por: Alex Amaro

La política debe dejar de ser un instrumento para el enriquecimiento ilícito de unos pocos en detrimento de la mayoría del pueblo. Llegó la hora de asumir la política como una herramienta para avanzar como sociedad y construir un país mejor.

Las elecciones generales de mayo de 2016 se presentan como una oportunidad para el cambio no sólo porque logremos diversificar la composición social de las instituciones, que también, sino porque esa diversificación debe impulsar la lucha por más democracia y mayores libertades. Nuestra tarea política fundamental es promover la construcción social de la ciudadanía y el desarrollo de un nuevo sujeto político de aspiraciones progresistas y una heterogénea base popular. Es nuestra apuesta política para la presente coyuntura: construir una mayoría electoral que derrote a la mafia peledeísta. Pero no es la única. Aspiramos a construir un mejor país.

Por eso, no limitamos nuestra acción a apoyar a la Convergencia y a sus candidaturas, no, nuestra apuesta política va más allá y pone el énfasis en la construcción de ciudadanía, en la promoción política de nuevos sujetos sociales, en la defensa de la democracia y de las libertades. Nuestra apuesta estratégica es sacar a la República Dominicana del atraso social en la que se encuentra cautiva, y para ello debemos derrotar a las fuerzas conservadoras y antidemocráticas.

Apostamos por desarrollar un liderazgo político que represente a las bases progresistas de la sociedad. Tenemos que derrotar el inmovilismo, el derrotismo y la pereza. Llegó la hora de apostar por la decencia y la honestidad, tanto como por la eficacia, la eficiencia y la racionalidad de nuestras actuaciones políticas. Hay que pedir cuentas y rendirlas. Hay que aspirar al cambio y construir su posibilidad cada día. Hay que cambiar el país en el fondo y en sus formas. El cambio al que aspiramos es uno que se logra con una mayor participación de la ciudadanía, con una nueva y dinámica institucionalidad democrática, una capaz de responder a las aspiraciones de la gente y satisfacerlas. Necesitamos políticos capaces de comprometerse con la mejora de las condiciones de vida de la gente, procurando mayores niveles de atención social, seguridad pública, así como de generar oportunidades para el desarrollo individual y colectivo.

El desarrollo al que aspiramos debe permitirnos disfrutar del país y de sus recursos. No podemos seguir con la carrera desarrollista que va destruyendo nuestros recursos y expulsando a las personas de sus territorios. El desarrollo económico que nos permita superar la pobreza debe ser social y ambientalmente sostenible. Necesitamos construir un país capaz de proteger a su gente y a aquellos y aquellas que eligen nuestro territorio para forjar su proyecto de vida. Debemos ser capaces de construir una institucionalidad fuerte y empática que brinde confianza y seguridad, con especial atención a niños y niñas, a envejecientes, jóvenes y personas con diversas capacidades. Una nueva institucionalidad y unas formas de relacionarnos que supongan la libertad plena de nuestras mujeres y que quiebre de una vez por todas las relaciones perversas que las cosifican y las hacen vulnerables ante un machismo que mata. Nuevo enfoque sobre las migraciones Necesitamos un país capaz de reconocerse como una tierra de migrantes, de personas que van y vienen buscando mejores oportunidades, por eso debemos procurar un nuevo enfoque sobre las migraciones, en especial, sobre los dominicanos y las dominicanas que salen del país, y sobre los haitianos y las haitianas que llegan al nuestro.

 Debemos seguir apostando por la familia como núcleo primario y fundamental de nuestra sociedad, pero entendiendo que hay otras dinámicas y paradigmas para formarla, por lo que debemos garantizar que todas las personas, desde sus distintas opciones e identidades, puedan contar con las mismas garantías que el resto para amarse libremente, casarse y formar familia bajo la protección del Estado. 

La base del cambio somos nosotros, las personas que ejercemos con responsabilidad nuestra ciudadanía. Si el cambio no llega, probablemente es que no hayamos hecho lo necesario ni lo suficiente.

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