Problema de fondo de espionaje global
Eduardo Tamayo G.
ALAI AMLATINA
La virtual retención del presidente Evo Morales por 13 horas en Viena, luego de que Francia, Italia, Portugal y España impidieran que su avión sobrevolara por sus espacios aéreos sospechando que llevaba oculto al ex informático de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) Edward Snowden, es un episodio que, por su gravedad, ocupa la atención internacional.
Siendo importante este acontecimiento, sin precedentes en la historia reciente, no se debe olvidar que el problema de fondo a debatir es el espionaje masivo, global, indiscriminado y arbitrario que, según la denuncia de Snowden, están ejecutando los organismos de inteligencia de Estados Unidos en todo el mundo, lo que atenta a la privacidad de decenas de millones de ciudadanos, usuarios de las redes sociales de Internet. Por supuesto, esto es algo que los medios privados corporativos internacionales no lo profundizarán, estando más bien interesados en desviar la atención pública hacia temas secundarios o anecdóticos.
“El verdadero problema no es él (Snowden), sino lo que denunció” manifestó a Reuters el presidente ecuatoriano Rafael Correa, para quien se trata del caso de espionaje más grande la historia de la humanidad, y donde la primera víctima es precisamente el pueblo norteamericano y otros Estados soberanos(1).
Una mancha más al tigre
Edward Snowden, quien trabajó para la CIA como analista y luego laboró para una de las empresas de seguridad que proporciona servicios a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés), reveló que ésta y el FBI tienen acceso a los registros electrónicos tanto de la operadora telefónica estadounidense Verizon como también a los servidores de los gigantes de Internet (Google, Yahoo, Facebook, YouTube, Skpe, AOL, Apple, Microsoft) a través del proyecto PRISM (prisma).
Snowden ha revelado la forma cómo operan los servicios de inteligencia estadounidenses para fisgonear y extraer los datos y metadatos(2) de las redes sociales no solo de los ciudadanos estadounidenses sino de todo el mundo, violando el elemental principio de la privacidad de las personas y de las instituciones.
“La NSA ha levantado una infraestructura que le permite interceptar prácticamente todo y capturar la inmensa mayoría de las comunicaciones humanas de manera automática y sin seleccionar los objetivos. Si, por ejemplo, yo quiero ver sus correos electrónicos o el teléfono de su mujer, lo único que necesito es usar métodos de interceptación, que me permiten obtener correos, contraseñas, historiales de teléfono, datos de tarjetas de crédito”, señaló Edward Snowden en una entrevista con el periódico británico The Guardian(3).
Las revelaciones de Edward Snowden colocan a Estados Unidos en una situación sumamente embarazosa, sobre todo luego de que el semanario alemán Der Spiegel, basado en documentos del ex agente de la NSA, diera a conocer que los servicios secretos de Estados Unidos espían masivamente a Alemania, a la misión de la Unión Europea en Nueva York y Washington y a 38 embajadas, lo que ha provocado cuestionamientos y protestas en la Unión Europea.
Estos hechos marcan la caída en picada de la imagen de Estados Unidos, ya deteriorada por las filtraciones de Wikileaks que han permitido conocer los trapos sucios del servicio exterior de Estados Unidos y las actuaciones del ejército norteamericano en Irán y Afganistán, que han provocado miles de víctimas entre civiles y militares, a lo que se suma el mantenimiento del centro de detención y torturas de Guantánamo (y anteriormente el de Abu Ghraib en Irak), las ejecuciones extrajudiciales con sus drones (aviones no tripulados) en Pakistán y otros países.
Pero estos problemas parecen tener sin cuidado a las elites de Estados Unidos quienes justifican el espionaje en aras de la seguridad nacional. Es muy revelador y cobra actualidad lo que escribían Richard A. Clarke, ex coordinador del Consejo Nacional de Seguridad en los gobiernos de George Bush padre, Bill Clinton y George W. Bush hijo, y Robert K.Knake:
“Las formas en que obtenemos información, incluido el ciberespionaje, pueden ofender la sensibilidad de ciertas personas, y en ocasiones, suponer una violación de las leyes nacionales e internacionales, pero, con algunas excepciones notables, las actividades de espionaje de Estados Unidos por lo general resultan necesarias y beneficiosas para los intereses de la nación”(4).
Con Obama, más vigilancia
Las revelaciones de Snowden demuestran que en la administración Obama continúan e incluso se amplían los programas de vigilancia y control aplicados por George W. Bush luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Recordemos que no ha sido derogada y sigue vigente la ley denominada US Patriot Act, aprobada por el Congreso a petición de Bush, que autoriza al gobierno norteamericano interceptar comunicaciones efectuadas por medios electrónicos o telefónicos(5).
El gobierno de Obama, amparado en órdenes judiciales dispuestas por la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, por sus siglas en inglés), permitió a la Agencia de Seguridad Nacional recopilar durante dos años los registros electrónicos de millones de clientes de la compañía de comunicaciones Verizon, una de las más grandes del país, según informó el periódico The Guardian del 27 de junio de 2013, basado en los documentos filtrados por Snowden(6).
Militarización del ciberespacio
Durante el gobierno de Obama se ha avanzado en la militarización del ciberespacio que es concebido como uno de los ejes prioritarios en el marco de la estrategia militar estadounidense de control y dominación mundial. Para este efecto, en octubre de 2009 comenzó a operar el Comando Cibernético de Estados Unidos en el que participan las distintas fuerzas de tarea y que desplegará operaciones defensivas y ofensivas en el ciberespacio. Este último es concebido por los militares estadounidenses como un espacio en el que se desarrolla un combate y que tiene que ser dominado por Estados Unidos(7). El objetivo de las fuerzas militares de este país es lograr la superioridad estratégica en el ciberespacio para lo cual Estados Unidos debe atacar, contando con “capacidades ofensivas en el ciberespacio para ganar y mantener la iniciativa” (8).
Julián Assange, el creador de Wikileaks que ha difundido miles de documentos secretos de Estados Unidos y que se encuentra asilado en la embajada ecuatoriana en Londres desde hace un año, señala que Internet, que estaba llamada a constituirse en un espacio civil, ha devenido en un espacio militarizado(9). “Actualmente hay una militarización del ciberespacio, en el sentido de una ocupación militar. Cuando uno se comunica en Internet, cuando uno se comunica por un teléfono móvil, que ahora está ligado a Internet, estas comunicaciones son interceptadas por los servicios de información militar”.
Cabe señalar, sin embargo, que todavía el ciberespacio es un campo en disputa, en el que actúan las fuerzas del imperio y de las élites empresariales, políticas y militares mundiales que tratan de controlarlo y moldearlo de acuerdo a sus intereses y visiones mercantiles y militaristas, pero también están presentes redes y proyectos que resisten al capitalismo depredador y proponen proyectos emancipatorios, promueven la paz y la transparencia democrática. Las actuaciones de gente como Assange, Snowden, Bradley Manning indican, así mismo, que los aparatos de seguridad de la potencia mundial son vulnerables y contribuyen a que salga a luz mucha información que pretende ser ocultada precisamente porque violan los derechos humanos de las personas y el derecho internacional.
Vigilancia global
Las autoridades de Estados Unidos tratan de minimizar las reacciones internacionales sobre el ciberespionaje, dicen que todos los países lo practican y que está justificado por la necesidad de proteger a la nación de las amenazas terroristas. Sin embargo varias evidencias indican que el espionaje no se dirige solo contra los potenciales terroristas sino contra activistas sociales , países amigos y enemigos, mandatarios y ciudadanos en general, embajadas, lo cual viola la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art 12) , el derecho internacional y la propia Constitución de Estados Unidos.
Según Julián Assange nos encontramos ante un nuevo patrón tecnológico de espionaje que permite interceptar y almacenar todas las llamadas telefónicas, correos electrónicos, mensajes de voz y texto, etc. de un determinado país. En esta actividad intervienen centenares de empresas privadas que ofrecen sus servicios a los estados, lo que también es motivo de preocupación por el indebido uso que pudieran hacer de los datos de las personas e instituciones, además de que, muchas veces, no están sujetas a ningún tipo de control democrático.
En entrevista concedida al periodista Santiago O`Donnell de Página 12 de Argentina (09-23.12), Assange señala que es mucho más barato tener archivos permanentes de poblaciones enteras que ubicar y seguir a determinados individuos. “Mejor que todos sean el blanco que tener que discriminar”. Más adelante, cuando se requiera los datos de una determinada persona se puede recurrir al archivo permanente, rastrear los datos de esa persona, encontrarlo fácilmente y seguir su rastro, de acuerdo a las apreciaciones de Assange.
Otro elemento que se desprende de las denuncias de Snowden es la estrecha colaboración de las gigantes de Internet con los organismos de espionaje de Estados Unidos. Como ha mencionado Snowden, la NSA, a través del programa PRISM, tendría acceso a las bases de datos de Google, Facebook, YouTube, Skpe, AOL, Yahoo, Apple, Microsoft.
Esto tiene serias repercusiones para decenas de millones de personas de todo el mundo que han confiado sus datos personales a estas empresas globales de Internet a cambio del acceso gratuito a las distintas aplicaciones que éstas ofrecen como correo electrónico, chats, blogs, redes sociales, etc. Pero de hoy en adelante, tenemos la certeza (y ya no solo la sospecha) que ningún usuario de estas empresas y redes puede estar seguro y confiado, las informaciones, fotos, mensajes y metadatos (con excepción de las que se encuentran encriptadas) que circulan en Internet pueden ser interceptadas y controladas a través de las tecnologías de identificación, vigilancia e investigación.
A. Latina: vulnerada esperanzada
Se calcula que un 80 por ciento del tráfico internacional de datos de América Latina pasa por Estados Unidos, lo cual constituye el doble que Asia y cuatro veces el porcentaje de Europa, de acuerdo al periodista uruguayo Raúl Zibechi(10). Las comunicaciones electrónicas entre los países latinoamericanos para concretarse deben atravesar primero por los servidores ubicados en Estados Unidos. Estas comunicaciones son interceptadas por la Agencia Nacional de Seguridad, según le reveló Julián Assange a Página 12 de Argentina.
La buena nueva, en este campo, es que los ministros de telecomunicaciones de la UNASUR, reunidos en mayo de este año en Brasil acordaron crear un mega-anillo de fibra óptica que posibilitará que en el futuro las comunicaciones ya no pasen más por territorio estadounidense. Este anillo que tendrá una extensión de 10.000 kilómetros abaratará costos y hará que las comunicaciones sean más seguras. Tras evidenciarse el espionaje masivo que ejecuta Estados Unidos en las redes, este proyecto cobra una importancia estratégica para los 12 países que conforman la UNASUR en función de alcanzar la independencia y la soberanía tecnológica. Entre tanto todo esto se concreta, se vuelve imperativo la encriptación de las comunicaciones y empezar a desarrollar y utilizar masivamente el software y las plataformas libres puesto que son las grandes transnacionales que monopolizan el software propietario las que dejan abiertas las “puertas traseras” para que algunos servicios de espionaje accedan a las informaciones de los ciudadanos de todo el mundo.
Notas:
(1) http://www.elciudadano.gob.ec/
(2) Barack Obama señala que no se espía el contenido de la información sino que la NSA, a través del proyecto PRSM (prisma) solo colecciona metadatos . ¿Qué son éstos? Se los puede definir como los datos acerca de los datos. Cada vez que enviamos un archivo de texto, imágenes, audio y video, o hacemos una llamada telefónica o visitamos un sitio web, dejamos una huella, un rastro digital que queda registrado. Cuando hacemos una llamada telefónica, por ejemplo, quedan archivados el número al que se llamó, la duración de la misma, por cuáles centrales viajó la comunicación, etc. Estos vendrían a ser los metadatos de la conversación telefónica. A este tipo de metadatos pueden tener acceso la Agencia de Seguridad Nacional en forma oculta y sin nuestro conocimiento. Ver: Alberto Salazar, La metadata que la NSA de EEUU está espiando de todas sus comunicaciones,http://www.rebelion.org/notici
(3) Ver la versión en español del artículo en El Ciudadano: http://www.elciudadano.gob.ec/
(4) Richard A. Clarke, Robert K.Knake, Guerra en la red, Ariel, Barcelona, 2011, p. 305-306
(5) Walter Graciano, Hitler ganó la guerra, DeBolsillo, Buenos Aires, 2005, p. 74
(6) http://actualidad.rt.com/actua
(7) Op cit. Richard A. Clarke, p. 71
(8) Ibid. p.71-72
(9) Julian Assange et al, Menace sur nos libertés, Robert Laffont, Paris, 2013, p. 47
(10) http://www.contrainjerencia.co
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